Segunda entrega de Cuadernos japoneses, comparte con éste la visión puramente autobiográfica de Igort sobre Japón y mantiene, además, el estilo de libro de viajes que el autor usó en Cuadernos rusos.
Igort prosigue su síntesis del Japón que conoció en el curso de sus numerosos viajes al archipiélago durante los años que trabajó para la industria editorial japonesa, pero se centra en las sensaciones y las experiencias resultantes de su último viaje al país del sol naciente, un recorrido que lo llevó a reflexionar sobre su cultura y a indagar, con una apariencia onírica y metafórica, en la influencia que ésta ha tenido en su vida.
«A lo largo de los años había vuelto en varias ocasiones a Japón, un lugar que ya se me antojaba mi casa. Y, sin embargo, aquélla fue la primera vez que me abandoné a un viaje sin objetivos. No había citas ni reuniones, viajaba por el placer de perderme. Y empecé a entender que tal vez perderse en lugares desconocidos permitía acceder a las estancias secretas de un yo más profundo. Me preparé para acoger lo que el viaje me deparase, como Miyamoto Musashi se preparaba para sus duelos. Con la precisión que deja una puerta abierta al azar, para dar la bienvenida a lo inimaginable. El libro de los cinco anillos me acompañaría.»
Igort