¡Ah, qué alegría! Es Nochebuena, afuera ha nevado, y en mi casa está todo preparado para acoger a mis amigos y parientes. ¡Será una cena para relamerse los bigotes! Pero… ¡vaya! De repente todo cambia y descubro que tengo que pasar la Navidad solo con mi pececito rojo Aníbal. Estoy melancólico... pero al pasear por Ratonia encuentro a muchos amigos nuevos, y al volver a casa descubro una sorpresa ¡más tierna que un quesito!